Normalicemos el no tener miedo al cuidar de nosotros primero, al decidir apartarnos de un lugar que no diga nuestro nombre. Normalicemos no juzgar ni ser juzgados por las emociones que sentimos, normalicemos contar con los huevos para mandar todo a la chingada aun cuando el mundo se queje.

Hay un chingo de sed de amor y tanta poca agua, no se trata de ser egoístas, no se trata de “ver quien la tiene más grande”, ni de quien es “más chingón”, o quien sale con la cara más en alto de las situaciones de la vida. No hay ningún juego macabro detrás de algunas decisiones, muchas veces solo son eso, decisiones.

Que el crecer también duele y por eso, normalicemos decirle al mundo que se vaya a chingar a su madre porque te duele saber que te tienes que mover.

Estoy hasta el carajo de las miradas diversas, de los juicios emitidos por gente que no tiene ni mera conciencia de lo que pasa dentro del corazón de las otras personas. Estoy muchas veces hasta el carajo de mi propio reflejo porque muchas veces he sido mi peor enemigo y cuando volteo a verme, no sé si me estoy sonriendo o burlando de mí mismo.

Normalicemos regar nuestras propias macetas a pesar de que este lloviendo, porque las nuestras están adentro de casa, de esas plantas tan jodidamente complicadas que si les das de más se ahogan y si no les das suficiente se marchitan, que si llego mucho sol se queman, pero en la sombra terminan en el piso.

Dejémonos de mamadas y normalicemos la idea de no saber que vergas estamos haciendo muchas veces, que el tiempo se chinga los días más rápido que yo botellas y mira que reconozco que tenía una velocidad…tremenda.

Normalicemos alejarnos de las necesidades de los demás cuando interfieran en las nuestros, no por egoístas, no por falta de empatía, no por falta de cariño a la humanidad; Sino porque se sabe que, ayuda más el que no estorba y por eso normalicemos que hay gente que le cuesta más que a otras saber cuidar una pinche maceta de casa.

Por eso hoy como otros días mando mucho el mundo al carajo, que sigo estando para quien me necesite, que le enseño mis trucos de jardinería casera y que escucho los suyos. Y eventualmente paso mis macetas al jardín para termine de adornar el mundo.

Y de pasada, me pongo a sembrar un árbol de limón, para aquellos tequilas que nos echaremos en lo que platicamos de macetas y plantas.  

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