Claro que todos hemos tenido esos momentos en que damos y recibimos mamadas. No me malinterpretas, todos hacemos esos ligeros actos que dices “cabrón, te mamaste” o nos han pasado cosas por terceros o segundos en los que decimos “verga, se mamó”.

Y es donde las mamadas dejan de estar buenas.

Personalmente soy más del tipo de persona que hace las “mamadas” en vez de recibirlas, porque mi temperamento como lo he expuesto anteriormente en otros textos, no es del todo correcto.

Sin embargo, siempre he entendido que se hace lo que se puede con lo que se tiene y se comprende.

Como aquella vez que me disgusté con una amiga por ver a mi ex aquel día en vez de verme a mí. No fue tanto un disgusto, fue una expresión de celos de niño irracional.

¿Quién vergas soy yo para obligar a alguien a estar? Como te digo, son de esas mamadas que no están padres de recibir.

Sin agraviar, me molesta el acto por miedo a no llegar a ser una persona relevante para mis amistades, para mi familia, para mi… Me molesta por que me dejo caer en la comparativa inexistente del yo vs otra persona.

Ves, puras mamadas irracionales.

La neta, me queda de aprendizaje que, en esta vida nos podremos enfrentar a muchas “mamadas”, te pueden caer unas buenas y otras no tan padres. Pero está en ti el dar siempre una excelente mamada, y cuanto digan “hay cabrón, se mamó” sea por un acto chingón.

Mientras aprendo a hacer eso, mejor me pongo a dar esas mamadas que si me salen bien, al final la vida se trata de balance.

Compartir:
5 1 vote
Article Rating
Subscribe
Notify of
guest

0 Comments
Inline Feedbacks
View all comments