Hace tiempo encontré el poema que he leído desde pequeño después de ciertas eventualidades no muy gratas, recuerdo que siempre me pudo dar un pequeño momento de paz por mas ruda que estubiera la marea.

Desde pequeño siempre fui muy pendejo, perdía todo, llaves, artículos de la escuela, libros, celulares, la dignidad, el amor propio, etc. Ya saben, esas cosas que vas perdiendo mientras se te quita lo puñetas.

Eventualmente descubrí que hay cosas que tienen una intención de perderse, esas cosas que tiene un reemplazo sin problema, que, al momento de perderse, no es un desastre.

Conforme crecía, seguía perdiendo…  Perdí peso, perdi nombres, perdí tantas veces el ife que Tere (la que atendía el módulo en ese momento) y yo ya éramos íntimos. También perdí el autocontrol, perdí amores buenos y malos, perdí un hermano, perdí el sentido un poco de la vida, sin embargo, apesar de todo realmente no fue un desastre.

Me acostumbre a perder algo todos los días, me acostumbre a perder cosas pequeñas, cosas grandes, cosas de valor y cosas que realmente no debieron ni siquiera de estar en mi poder.

A lo que voy es esto, en esta vida, la gente viene, la gente se va, el amor llega y el amor se va, las amistades llegan y las amistades se van, a veces uno se va con otro, o a veces simplemente no tuvieron por qué estar ahí desde un inicio.

El perder algo si duele.

Ahora, el perder algo que quiere perderse, realmente aun que lo parezca, no es un desastre.

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