Como me caga de repente ser como soy, esa pinche necesidad de caer bien, de ser querido, de no llevarme los sentimientos de otras personas por en medio y decir que “si” a la mayoría de las veces, aunque no esté listo, aunque no pueda, aunque quiera.

Creo que es algo sociocultural, algo con lo creces y que te enseñan desde chiquito. Tienes que ir a misa, aunque no te guste, tienes que vestirte de cierta forma, aunque no sea tu estilo, tienes que ser afectivo con tu familia y amigos, aunque realmente te importen un carajo las personas. 

Tienes que callarte ciertas palabras porque sencillamente no se escuchan bien si tú las dices.

Está del carajo, porque luego este tipo de comportamientos o disciplinas sociales, se expanden hacia otras áreas de tu vida, como la emocional, la de amistad, la de pareja. Esa pinche necesidad de querer aprobación de todos lados está enferma y sobre todo cansada.

Me caga de repente ser como soy, me caga decir que si, cuando muchas veces quiero decir que no, me caga saltarme pasos aun cuando sé que no estoy listo solo porque la otra persona si lo está. Me caga tenerle miedo al decir que no.

Y toda esta mierda, está ligada al miedo a estar solo, al miedo de no ser aceptado, al miedo de no ser querido. Pero resulta totalmente conflictivo, porque te fuerzas a estar en un lugar donde no quieres estar, te fuerzas a comportarte de una forma que no eres, te fuerzas a sentir cosas que a lo mejor no las sientes, o sencillamente no estás listo o lista para sentirlas.

Es muy pinche cansado, lastimar por forzar. Es muy pinche cansado no saber decir, “no estoy listo” “no puedo” o sencillamente “no lo voy a hacer”. Creo que es momento de dejar de tomar el “no” como falta de interés. Que el decir que “no”, no se tomé como falta de respeto o de afecto.

Normalicemos el decir que “no” y que, si repercute, sepamos que sencillamente ahora sí, ahí NO es.

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