Nunca pude retener cual raza era la perra de mi ex. Son de esa raza que parece Pug y Pitbull pero en chiquito, de esa raza canina que el 90% de la población homosexual tiene y adquiere en algún momento de su vida.
En lo personal nunca fui muy fan de las mascotas, no crecí con ningún tipo de cuadrúpedo en mi casa, mi mamá los odia y estaba muy claro que, si entraba uno, ella por consecuente se iba.
Creo que era porque no se quería relacionar a un nivel sentimental con otro ser viviente, como si su etapa de crianza se hubiera agotado con nosotros.
En lo personal, me encantaba la perra de mi ex, la verdad era muy linda, un poco asertiva en los juegos, le gusta caminar y hacerse notar, recuerdo que caminaba con cierto prestigio, como una gacela en pleno verano; La intentaron robar creo que dos veces, pero de alguna u otra forma siempre regresaba.
La perra de mi ex, tenía un pinche humor complicado, era hasta eso difícil de entender, cambios de ánimo, un poco presumida, había momentos en que nada era suficiente y tenía un arte para juzgar increíble.
Fuera de eso y con eso, era una mascota calidad premium, juguetona, obediente, comía bastante y tenía unos ojos que veían tu alma cada vez que abrías una bolsa de frituras. Me encantaba ver películas o series con ella, parecía que realmente veía las películas, como si de alguna forma entendiera lo que está pasando.
En fin, la perra de mi ex era fenomenal y el pelado no estaba tan mal.