Hay un dicho que dice, “no escupas para el cielo si no te quieres mojar”, en realidad esto es muy sencillo y los que lo complican, somos nosotros. A “esto”, me refiero a la vida, a las relaciones, a las amistades.
Es muy difícil navegar actualmente en un el mundo personal, muchos factores han cambiado, mucha gente ha cambiado, las personas han tomado diferentes caminos entre ellas y eso afortunadamente no es tu culpa, es un proceso natural de selección.
Lo que sí es tu culpa, es el cómo reaccionas a los cambios, como reaccionas a los eventos de los cuales no tienes control. Dentro de hacer lo mejor que se pueda con lo que se tenga, está el saber hasta cuando quedarte y cuando irte, así como el dejar quedarse e irse a las personas que te rodean.
Yo tengo esa mañana, por ejemplo, de descargar innecesariamente mis problemas muchas veces con el alcohol, no es algo bueno y recibo ayuda, no me afecta la falta de anonimato en este tema, sé mis luchas y sé el daño que causan cuando no están bien libradas.
Muchas veces he escupido al cielo y me he mojado. No es la mejor sensación del mundo, ya que las personas no son un vehículo de descarga y muchas veces algo sencillo termino complicándolo.
Como alguien que ha estado en la chingada muchas veces puedo decir que no hay regreso, siempre dejas algo en ese lugar, como cuando pierdes tu cartera favorita en un restaurante o una pulsera que te encanta y terminas consiguiéndote algo nuevo, pero sabes que realmente no es lo mismo.
A lo que voy es esto, está bien cagarla, está bien tener malos días, y está bien saber en qué fallas, aunque falles regularmente en ello. El chiste es seguir intentando día a día el no escupir al cielo, evita mojarte con problemas que no deben de estar ahí.
Date un descanso, respira, levántate y vuelvo a intentar. Las personas se quedan, las personas se van, pero siempre vas a estar tú.