Siendo una persona altamente competitiva, sea por el día en que nací, la forma en la que crecí, o simplemente la naturaleza de ser cagante en los tan sencillos eventos sociales, como lo es jugar el “uno” entre amigos y parejas.

En si, y corríjanme si estoy mal, es un juego totalmente enfocado en joder al otro, en subir y ganar mientras se jode al de a lado, prácticamente como todo nuestro sistema político, pero bueno, no entremos en detalles.

Las pocas veces que he jugado este afamado juego de mesa, lo he hecho con mi pareja, con amigos, con personas que no conozco, siempre intentando controlar esas ganas de aventar las cartas cuando me joden la jugada. Es como el sexo y el amor, a veces das de más y a veces te dan de más, y terminan jodiéndote un poco la vida.

Ahora que lo pienso, el uno, así como la lotería, también se parece a la vida, desde una perspectiva diferente, a lo mejor más enfocado a la relación entre persona y persona; Donde a veces sales con dos, escoges el color del día, te ponen en cuatro, te bloquean y regresas, todo esto con el fin de terminar solamente con una carta, para poder decir, lo tengo, tengo el “uno”

Conforme se desarrolla el juego, logras entender que por más buena que sea tu estrategia, por más que te guardes esas cartas de poder para los momentos de cuidado, siempre habrá una persona con igual o mayor ganas de joderte y de ganarte.

Era de esas personas que perdían los estribos y la cabeza cuando las cosas no salían como lo planeaban, de esas que también llegaron a joder a otras personas y que se guardaban sus cartas fuertes para una movida de respuesta.

Al final y ahorita, escribiendo esto creo que logró entender que la vida, aunque se parezca, no es el uno, porque aun que se juegue a joder al otro, en este gran tablero que llamamos vida, el joder no es regla para ganar algo o para decir, lo tengo, tengo el “uno”.

Compartir:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *