Hoy es de esos días que me vale un poco de madre el qué piensa mi amigo, el piensa mi pareja, el qué piensa mi novio, mi novia, mi lo que me pongas. Estamos tan acostumbrados a satisfacer las necesidades de los demás que se nos olvidan las nuestras.

El trabajo está pesado, la familia nada más no te pasa, el mundo está híper del carajo, por todos pinches lados hay una puta bronca nueva, un problema nuevo, un conflicto nuevo, que de repente nada más te preguntas ¿Qué carajos ando haciendo con mi vida si todo se está yendo a la mierda?

Pues déjame decirte, que estás siendo funcional. Estás siendo alguien consciente de que a pesar de que muy posiblemente quizás nos toque un futuro muy cagado, tu vida tiene que tener un propósito
¿Cuál es ese? Eso es muy tu pedo.

El tema es, que para ser y seguir siendo funcionales, tenemos que tener estos días donde nos demos un respiro, un día, un momento, algo de tiempo en donde digamos, hoy por mí y mañana… mañana vemos.

Estamos acostumbrados a compartir nuestro deseo de hacer las cosas con la idea de “¿Qué se necesita hacer hoy?” o “¿Qué se espera de mi hoy?”. Pues déjame decir que hoy te valga madre. Que hoy te des un momento, que hoy tú seas el principal tema del día.

Muchas veces tenemos miedo a ponernos en primer lugar por el miedo a parecer egoístas, de no excluirnos de una situación por no parecer groseros, de no ir a un lugar o ver a una persona por el miedo de verse muy atrabancados, o sencillamente de no hablar con alguien que quieres hablar porque estás en medio de un juego de orgullo.

En resumen, déjate de mamadas y haz lo que quieras hacer, que hoy el día tenga sabor a ti.

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